Si bien los videojuegos se han constituido, con el tiempo, en una fabulosa herramienta para hacer “realidad” los sueños, también pueden serlo para abusos. La clave final: la educación.
Los videojuegos no llevan mucho tiempo entre nosotros, a diferencia de artes como la música, la danza o la pintura. Y aun así ya se han demostrado extremadamente útiles en muchos aspectos de la vida como es la creatividad. Títulos como Dreams muestran que los videojuegos también pueden ser usados para hacer otros videojuegos dentro de ellos, publicarlos y que la comunidad de jugadores los disfrute. Es decir: una herramienta dentro de otra. Y esto nos lleva a un punto absolutamente clave: ¿para qué se usará dicha herramienta?
En esta ocasión hablamos de Roblox, una plataforma de videojuegos en línea en la que los usuarios pueden dar forma a sus propios mundos virtuales con un sistema de creación. Dicho de otra forma: cualquiera puede crear dentro de ella, incluso los más pequeños, gracias a la facilidad de su uso. Podríamos denominarlo un “cuarto de juegos” lleno de opciones muy útiles para las mentes más creativas.
Roblox es una herramienta que facilita la creación de juegos y el contacto entre usuarios. Su alto nivel de calidad gráfica, con colores muy llamativos y variados, hace que sea muy atractivo para los niños, que entran en él y al cabo de poco tiempo pueden verse creando mundos muy interesantes. A diferencia de los juegos más antiguos, altamente limitados en comparación a los de ahora, en Roblox hay multitud de opciones para que los más jugadores jueguen y los más creadores puedan ver sus fantasías hechas realidad virtual. Es decir, que la creatividad puede verse realmente incrementada si se le dedica el tiempo suficiente.
Intrusos en el cuarto de los niños
Y es aquí donde entra el gran problema, ya que existe el riesgo de que la plataforma se emplee para crear productos nocivos, y lo que es peor: que los pequeños, cuya inocencia es primordial preservar, vean truncados esos años tan felices. Esto ha pasado en Roblox: ciertas personas han creado contenido de la más absoluta desinhibición sexual, llegando incluso al engaño a los menores y al acoso online.
Por ello Roblox ya ha anunciado medidas dirigidas a evitar que pasen estas cosas con los niños… en la medida de lo posible, pues los mismos responsables reconocen que algún contenido explícito se desliza por la red. “Es un problema de ‘gato y ratón’”, como explica Larry Magid, presidente de ConnectSafely, una organización que crea conciencia sobre la seguridad infantil online.
Entre otras medidas de seguridad, a la hora del registro, el nuevo usuario debe especificar su fecha de nacimiento y la edad recomendada para jugar se ha fijado en 13 años (lo que no impide que entren chicos más jóvenes). En el caso de las salas de chat, se bloquean todos aquellos mensajes que contengan un lenguaje inapropiado, así como elementos gráficos que resulten obscenos o violentos.
“Ahora los trastornos pueden aparecer a edades más tempranas y desarrollarse de forma rápida”
Obviamente, no todo depende de la empresa: los padres tienen aquí una gran responsabilidad ya que si los más pequeños acceden a Roblox es, sobre todo, gracias a los ordenadores y dispositivos portátiles de los padres, que se los dejan “para que se entretengan” (“y no molesten”, añadirán algunos). Sin duda, los progenitores pueden llevar a cabo acciones como supervisar a qué juegan, pedirles cada cierto tiempo que los hijos les muestren lo que están viendo, poner limitaciones y filtros en las búsquedas y compras online, etc.
Roblox ha mostrado, una vez más, que una herramienta de creación puede ser excelente, pero también peligrosa si gente malintencionada accede a ella: de ahí la necesidad de controles para evitar que los menores puedan llegar a contenidos nocivos. Pero ello no debe hacer creer a los padres que pueden desentenderse de la supervisión lo más directa posible, al menos hasta que los hijos muestren una madurez suficiente como para evitar por sí solos los contenidos perjudiciales.