La sutil tiranía de los algoritmos

En el fondo, la contradicción podría ser entre el negocio y el bien de la familia. Las redes sociales no pretenden polarizar, ni difundir pornografía, ni hacer daño a adolescentes vulnerables… Para ellas, esos problemas son efectos secundarios que intentan evitar lo más posible. Y es claro que no se dan necesariamente ni afectan a todo el público. Sin embargo, son ya tan comprobados y previsibles, que quizá es quedarse corto llamarlos secundarios.

La sutil tiranía de los algoritmos