afición a la lectura en casa

No hay una fórmula mágica para inculcar la afición a la lectura desde una edad temprana, pero algunos estudios coinciden en subrayar la importancia de la actitud de los padres. Allí donde falta hábito lector en casa, siempre se puede suplir con planes de acompañamiento organizados desde escuelas, bibliotecas, asociaciones juveniles y ONG.

Según el informe PIRLS (Estudio Internacional para el Progreso de la Comprensión Lectora), publicado en 2016, el mayor rendimiento en lectura se relaciona con factores como crecer en hogares con un gran número de libros y donde los padres tienen un buen nivel educativo, disfrutan leyendo y se implican en el aprendizaje de los hijos. También puede influir el haber recibido educación infantil o asistir a colegios con recursos de apoyo a la lectura y compañeros de clase con buenas habilidades lectoras, entre otros.

En la misma dirección apuntan aquellos estudios que reflejan que tener un gran número de libros en casa puede hacer a los niños llevar hasta casi tres cursos de ventaja frente a los que no los tienen. En concreto es lo que refleja el informe PISA de 2018: en España, los alumnos que venían de casas con menos de 10 libros obtuvieron una puntuación media de 423 puntos, frente a los 540 que sacaron los que tenían más de 500 libros. “En PISA consideramos que 40 puntos equivalen a un año académico, de modo que esos 117 puntos de distancia son casi tres años de diferencia”, afirman desde la organización. No obstante, hay que recalcar que estos casos son los extremos, ya que las casas con menos de 10 libros son solo el 10%, y las que tienen más de 500 representan el 8%.

La implicación de los padres es clave

José G. Clavel y Mauro Mediavilla, profesores de la Universidad de Murcia y de Valencia respectivamente, en su informe El papel de los padres en el desarrollo de la competencia lectora de sus hijos, repasan otros estudios similares sobre este tema y concluyen que hay una vinculación importante entre la actitud de los padres hacia la lectura y la de sus hijos.

Para realizar su propia investigación, estos dos autores pusieron el foco en la cantidad de tiempo que dedicaban los padres a leer por placer en el hogar, si esta era su afición favorita, si se alegraban al recibir un libro como regalo o si disfrutaban en bibliotecas y librerías. Los datos van en la misma línea: aun con algunos puntos de diferencia entre países, la relación entre padres que disfrutan de la literatura e hijos que son buenos lectores es directa, y tiene un impacto positivo en el resto de asignaturas, como las matemáticas.

En la misma línea apunta PIRLS en relación con los resultados escolares de los niños de cuarto de primaria: los hijos de padres a quienes les gustaba leer obtuvieron de media 535 puntos, frente a los 488 que sacaron los de aquellos padres que no leían.